¡Tú vales mucho para Dios!
Desde antes de la creación del universo “pensó” en ti para que vivieras en unión con él por toda la eternidad.
Te diseñó y además te equipó con esos talentos que te hacen ser tan diferente a los demás.
Naciste precisamente en ese contexto social en donde te fuiste preparando y desarrollando, para enviarte precisamente en donde estas ahora. Tu estas ahí, porque es en ese lugar donde tienes que fructificar, a pesar de todos los obstáculos y peligros que enfrentas día a día. Ahí, en ese contexto de oposición continua, es donde Dios te ha enviado.
Nada ha sucedido por casualidad a lo largo de todos estos años vividos. ¡Todo está dentro de sus planes soberanos!
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Dios te ha creado para él, por lo tanto, tu vida no se echará a perder.
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La experiencia misma te ha mostrado que el amor que Dios te tiene, es de carácter incondicional.
Has entendido que Dios NO te ama por lo que haces o dejas de hacer, Dios te ama porque es tu Padre; aunque ese amor, involucre la disciplina.
Mira lo que dice el autor de la carta a los hebreos:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.
Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
Hebreos 12:5-11.
Dios te consume los estorbos y rompe todas las ataduras que interfieren con sus propósitos eternos, aunque de por medio exista mucho dolor y tristeza.
Así que no te extrañes que te sucedan todas estas cosas, pues aun tienes muchas actitudes que no van de acuerdo a lo que él pide de ti.
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Dios está “limando” esa área que te cuesta someter a su voluntad.
¡Y cómo te duele!
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Es por esa razón que “una y otra vez” te enfrentas con lo mismo, (lo acabas de comprobar a través de esa situación específica que acabas de vivir), pero es parte de su amoroso proceso disciplinario.
Su amor lo mueve a romper y consumir todo cuanto no sirve de ti.
Tu le perteneces a Dios, por eso no quiere que te eches a perder.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
1 Juan 3:1-3
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Recuerda:
DIOS TE HA CREADO PARA EL.
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