Dios está más allá de
toda percepción lógica y visual. Se trata de un ser con atributos únicos e
incomprensibles a la mente humana, por eso decimos que se trata de un ser
trascendente. Un ser eterno, todopoderoso, omnisciente y omnipresente. No hay nada sobre el universo creado que se le
parezca. Lo que vemos en el universo son destellos de su creador y sustentador.
Cuando Pablo le escribe a los romanos les dice:
“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y
deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo
entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.”
Romanos 1:20
El universo es una “huella” evidente de la magnificencia de Dios. Ni
aun los más potentes telescopios han logrado llegar a cubrir su totalidad. (Según
estudios, los científicos no conocen ni el 1%). Que gran evidencia del Creador. Si el universo
se considera “infinito” (aunque en realidad no lo es), como no será su creador.
La verdad es que la creación da a conocer al creador. Las cosas hechas dan a
conocer a su diseñador y autor, por eso no hay excusas para negarlo.
“Los cielos cuentan la gloria
de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.”
Salmo 19:1
La perfección que vemos en el universo y obviamente en la naturaleza
apunta que es producto de un diseñador. El azar o las probabilidades no caben.
Por otra parte sería un absurdo decir que el universo surgió simplemente de “la
nada”, pues “de la nada, nada puede salir”. Al no haber una causa eterna,
inteligente, poderosa y soberana, no existiría el efecto de la creación.
Además, este creador no quiso quedarse en el anonimato, sino que tuvo
la iniciativa de comunicarse con los seres humanos de manera personalizada y lo
hizo manifestándose por medio de nuestro Señor Jesucristo.
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en
otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha
hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo
hizo el universo”
Hebreos 1:1-2
También el apóstol Juan nos lo corrobora
por medio de su evangelio:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él
fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. A Dios nadie
le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a
conocer.”
Juan 1: 1-3, 18
Dios se manifiesta visiblemente al hombre por medio de Jesucristo para
dar a conocer de manera clara su voluntad en su Palabra y para cumplir de redención para el ser
humano.
Es viendo a Jesucristo como vemos a Dios.
¿COMO VER A DIOS?
A Dios lo “vemos” por medio de Jesucristo, cuando creemos en su
Palabra y cuando creemos en la obra de redención que hizo a favor nuestro.
“Mas ¿qué dice? Cerca
de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe
que predicamos: que si confesares con tu
boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los
muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con
la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será
avergonzado.”
Romanos 10: 8-11.
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José Alfredo Liévano
Twitter. @JAlfredoLievano
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