jueves, 12 de marzo de 2015

CRISTO DEBE SER NUESTRO MODELO DE VIDA.

Cristo es nuestro modelo de vida; no en vano somos conocidos con el nombre de “cristianos”.

¡Ser semejantes a Cristo!  Esa debe ser nuestra aspiración y meta diaria. Lógicamente que jamás llegaremos a su estatura plena, pero sí debe ser nuestra meta continua. Jamás llegaremos a ser IGUALES a Cristo, pero sí SEMEJANTES en sus actitudes. El apóstol Pablo en la carta a los filipenses nos lo ordena. “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5) Sus mismas actitudes han de reproducirse de manera espontánea en cada uno de quienes nos llamamos “cristianos”. Al respecto nuestro Señor Jesucristo dice: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis” (Juan 13:15-17)  Por eso es importante asimilar su Palabra para que su Espíritu nos impulse a proceder con espontaneidad de acuerdo a su carácter; esto fue algo que el apóstol Pablo logró asimilar y vivir en el desarrollo de su ministerio. Veamos:

“Sed IMITADORES de mí, así como yo de Cristo”
1 Corintios 11:1

“Sed, pues, IMITADORES de Dios como hijos amados”
Efesios 5:1

“Hermanos, sed IMITADORES de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros”
Filipenses 3:17

“Y vosotros vinisteis a ser IMITADORES de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo”
1 Tesalonicenses 1:6


Mientras no exista una coherencia de vida con lo que crees  y predicas, tu cristianismo no tendrá sentido. Será únicamente una “religión” de apariencia. Una vida “tibia” candidata a ser desechada por Dios. “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3:15-16)

Dios conoce tus intenciones, y sabe que ya te cansaste de llevar un cristianismo ritualista y de apariencia; sabe que no estás conforme con tu estilo de vida y que deseas consagrarte con radicalidad a lo que te está demandando. Pero, ¿Cómo dar el primer paso?  Invirtiendo tiempo a solas con Dios mediante la oración y la reflexión bíblica. El resto serán acciones espontaneas que brotarán desde lo más profundo de tu ser.

Comparto ahora un pequeño  fragmento extraído de la reflexión que publiqué ayer (11 de marzo 2015)  en el blog titulada: “Que tu corazón rebose de Dios”, pues únicamente rebosando de su presencia será la única forma como seremos semejantes a Cristo. A continuación los fragmentos:

Es necesario saturar el alma con el contenido de la Palabra de Dios; por eso es importante invertir un tiempo específico para leerla, estudiarla y reflexionarla en un clima de oración...   Lógicamente que a mayor exposición a la Palabra de Dios, mayores y evidentes serán los resultados que se produzcan en tu interior...   Sentirás el deseo espontaneo de poner en práctica todos los lineamientos que Dios te indique por muy difíciles que parezcan...   Verás la diferencia entre lo que es saber la Palabra de Dios y lo que es experimentarla desde lo más profundo del corazón”

Al experimentar el impacto de la Palabra de Dios, surgirá el deseo intenso de ser semejantes a Cristo en su carácter y conducta, en renunciar a nuestros propios proyectos y en desempeñar la tarea prioritaria de sembrar su Palabra en el mundo.



TWITTER.
@JAlfredoLievano


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