domingo, 1 de marzo de 2015

DIOS TE SACARÁ DE ESE LUGAR...

Si Dios te lo prometió, entonces no le des espacio a la duda. Asimila su palabra bajo la acción del Espíritu Santo, créele contra toda lógica y confía en su capacidad sobrenatural.
El mismo Dios que obró portentos en el pasado  y cuyos hechos quedaron consignados en la Biblia, será quien procederá a tu favor; el mismo Dios que fue capaz de sacar su pueblo de la esclavitud en Egipto y conducirlo a través del desierto para llevarlo a una tierra de “leche y miel”, es el mismo que se ha comprometido en ayudarte. De cierto que no te dejará a la deriva. Acuérdate ahora de todas aquellas veces en las que intervino a tu favor cuando nada podías hacer, pues así lo hará nuevamente. “He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.”   (Isaías 43:19)   Si Dios ya dio la orden a tu favor, entonces confía en él. La orden está dada y nadie se lo estorbará.  “Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?”  (Isaías 43:13) Ten presente estas palabras aunque todos te afirmen lo contrario.

Dios te sacará de donde ya NO debes de estar para ponerte donde él lo determinó. Vas a ese lugar con el propósito de cumplir con una misión asignada por él, no es para que le des gusto a la comodidad, ni para que te olvides de él. El portento que Dios hará a tu favor está relacionado con la misión que te ha sido encomendada, caso contrario no tendría sentido.

Dios te envía a sembrar su palabra en medio de un pueblo afligido por gente de ojos altivos, se trata de una misión difícil y riesgosa desde luego, pero en la que gozarás de su respaldo total. No temas, pues si Dios te envía, él te respaldará. “Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.” (Jeremías 1:19)  Nadie más fuerte que Dios. Así que, firme en la fe, pese a las adversidades que se te presenten.

Obviamente, lo que predomina en ti es tu incapacidad. Sabes QUE hacer, pero no COMO proceder; tienes el deseo, pero no tienes las fuerzas suficientes. Despreocúpate de ello y sométete al proyecto de vida que Dios tiene para ti.

“Heme aquí, envíame a mí.”
Isaías 6:8


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