jueves, 9 de abril de 2015

¿COMO SOMETER LA MENTE A LA REVELACIÓN DE DIOS?



Dios está sobre todo concepto lógico, está más allá de todo lo que alcanzas a discernir bajo tus conceptos mentales. En el libro de los Salmos encontramos una de tantas referencias al respecto: “Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito” (Salmo 147:5); el apóstol Pablo también lo expresa en la carta a los romanos. “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33). Jamás podrás comprender su realidad o los métodos que usa para alcanzar sus propósitos. Él sabe lo que hace y como procede; así que no te esfuerces por “encerrarlo bajo tu lógica”. Dice el Señor: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9). El hecho que no puedas comprender la esencia y el método de Dios, no indica que tu vida esté fuera de control. Dios sabe lo QUE hace y COMO procede, aunque no comprendas sus procesos. A ti lo que te corresponde es CREERLE, por eso se reveló en la persona de Jesucristo, para que por medio de su mensaje revelado vivas de acuerdo a sus lineamientos y propósitos. Dice el evangelio de Juan: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). En Jesucristo vemos el reflejo de Dios y escuchamos su voz a través del único medio de revelación autorizado: La  Biblia, la revelación veraz de un Dios que no miente.

Es necesario que nuestra mente sea sometida bajo la revelación de Dios; sin embargo, eso no indica que obtengamos una iluminación absoluta de su esencia o de sus propósitos, pero sí nos muestra aquellas verdades que hemos conocer y practicar. Hay verdades que siempre estarán veladas a nuestro conocimiento porque pertenecen al “terreno” de Dios y no al nuestro. “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 29:29).


¿COMO SOMETER LA MENTE A LA REVELACIÓN DE DIOS?

La única manera es exponiéndose a la lectura, estudio y reflexión bíblica. A medida que lo hacemos, su acción viva y eficaz comienza a penetrar en las profundidades de nuestro entendimiento, emociones y deseos. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). También en Salmo 119 nos dice: “La exposición de tus palabras alumbra; hacen entender a los simples” (Salmo 119:130). Si te das cuenta se trata de una acción sobrenatural sobre nuestra mente, produciendo convicciones firmes aun sobre aquellas verdades que nuestra lógica es incapaz de digerir. Al respecto el apóstol Pablo dice: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14) Por eso, es necesario que antes de abrir las páginas de la Sagrada Escritura oremos para que la lectura, estudio y reflexión de la misma, sea vivificada por la acción sobrenatural del Espíritu Santo. Es así como obtendremos convicciones sobrenaturales de su contenido aunque choque contra toda lógica. Convicciones firmes sobre la realidad eterna, viva, poderosa y soberana de Dios obrando constantemente en nuestra vida; convicciones firmes sobre nuestra identidad de hijos de Dios hechos a su imagen y semejanza; convicciones firmes de la razón de nuestra existencia en el mundo; convicciones firmes de nuestro destino eterno.

Una mente sometida a la revelación de Dios vive en descanso total, convencida de sus promesas fieles y verdaderas; una mente sometida a la revelación de Dios camina bajo su luz, siempre.


“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”
Salmo 119:105



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@JAlfredoLievano

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