miércoles, 3 de junio de 2015

VIVES PARA DIOS... ¡RECUERDALO!


Ante todo, tu influencia en el mundo debe ser aprovechada para que proyectes la LUZ de Cristo. Esa es la razón fundamental por la que vives. La Palabra de Dios te lo recuerda: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos”. (Mateo 5:14-16). Sin duda alguna, tu deber espontáneo es reflejar a Cristo mediante las palabras y el testimonio de vida; para eso Dios te ha puesto, esa tu nuestra misión fundamental. “Te he puesto como luz para las naciones, para que lleves salvación hasta los confines de la tierra” (Hechos 13:47). Por ejemplo, ahora con la tecnología a tu disposición no hay excusas para que ilumines con la Palabra de Dios más allá de las fronteras que te limitan. Si vives para ese propósito, sin duda alguna, Dios te irá abriendo caminos en todo lo que emprendas; tendrás su protección, dirección, provisión y respaldo.

Una vez más, Dios te recuerda que tú vives para él. Es precisamente eso lo que le da sentido a los años vividos y a los que te restan por vivir sobre la faz de la tierra. Tú vives para él, para eso te escogió.  “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Juan 15:16).  Sin duda se trata de un gran privilegio, pero también es una gran responsabilidad que debe ser desempeñada bajo una total dependencia de su acción poderosa y soberana sobre ti. Entiendes que sin él nada puedes SER, HACER y TENER.

Ponte este día bajo las órdenes incondicionales de Dios sin temer a lo que pueda venir después. Él te mostrará lo que debes tomar y lo que debes dejar, te indicará hacia donde moverte, te abrirá las puertas que deben ser abiertas y te cerrará las que deben ser cerradas, te pondrá a las personas idóneas y te quitará las que estorban sus propósitos. No temas, porque todo será de bien para ti, para las personas que te rodean y para aquellas a quienes te dirijas.

VIVES PARA DIOS...  
¡RECUERDALO!


“Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos”
Romanos 14: 8



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