Es de vital importancia que tengas un tiempo y
un lugar específico cada día para hablarle a Dios (oración) y que él te hable a
ti (reflexión bíblica). Necesitas hablarle y escucharle para que se produzcan
resultados de bendición en todas las áreas de tu vida. Veamos algunos:
Ø La acción
viva y eficaz de la Palabra de Dios producirá transformaciones profundas y
radicales en tu interior.
Ø Conocerás a
Dios por medio de una experiencia espiritual que sobrepasa todo entendimiento lógico.
Ø Expulsarás
espontáneamente de tu interior y de tu alrededor toda interferencia entre Dios
y tú.
Ø Reflejarás espontáneamente
la luz de Cristo que mora en ti por medio de tus palabras y acciones.
Ø Tendrás paz
al saber que la realidad eterna, poderosa, misericordiosa y soberana de Dios envuelve
tu historia personal.
Esto y mucho más obtendrás como resultado de
este tiempo único y precioso con nuestro Padre Celestial. Hay que vivirlo para
contarlo...
“Abre
mis ojos, y miraré las maravillas de tu Ley”
Salmo 119:18
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