Padre Eterno:
En el nombre de Jesucristo, renuncio hoy a mis planes
personales para someterme incondicionalmente a los tuyos. ¡Qué
grande lo que has preparado para mí! No puedo visualizarlo ahora, pero es algo
que supera infinitamente todas mis expectativas.
Sin merecerlo, me has escogido para algo grande y especial; lo
has hecho por tu gracia y tu misericordia.
Conoces mis fortalezas y mis debilidades, mis caídas y mis levantadas,
mis fracasos y mis triunfos. Sin merecerlo,
has puesto en mi interior el deseo intenso de vivir para tus soberanos propósitos. Sé que todo lo que has permitido a lo
largo de mi historia personal, lo que permites ahora y lo que permitirás en el futuro
va encaminado a ello.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a
bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” Romanos
8:28
Por lo tanto,
No temeré.
¡RENUNCIO!
”Señor, ¿qué
quieres que yo haga?”
Hechos
9:6
TWITTER.
@JAlfredoLievano
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