¿QUE NOS IMPIDE SER EMBAJADORES DE CRISTO?

Cada uno de los cristianos hemos sido escogidos por Dios para que difundamos su mensaje hasta el último rincón del mundo y le proyectemos con nuestro estilo de vida. No hay opción para hacerlo o no hacerlo. Se trata de un privilegio y una responsabilidad.

“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.”

Marcos 16:15

“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.”

Hechos 13:47

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”

Mateo 5:14-16

Muchos cristianos nos hemos acomodado dentro de las “cuatro paredes” de una iglesia, así como en un estilo de vida apegado estrictamente a la ética y la moral; sin embargo, no hemos dado el siguiente paso que tiene que ver con la misión de ser los “embajadores de Cristo”.

“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.”

2 Corintios 5:20

Un embajador de Cristo es aquel que difunde el mensaje del evangelio entre sus compañeros de trabajo o estudio, entre su familia, vecinos y amistades.     Un embajador de Cristo es aquel emplea todos los recursos a su alcance para expandir la Palabra de Dios.     Un embajador de Cristo es aquel que vive con espontaneidad lo que predica y enseña.

¿QUE NOS IMPIDE SER EMBAJADORES DE CRISTO?

Hay dos impedimentos básicos desde los cuales se desprenden los demás. Estos son: La incredulidad y el egoísmo.

Ø La incredulidad. Es no estar convencidos de la realidad de Dios manifestada en Jesucristo y su revelación en la Biblia. Esta actitud incrédula, conduce por lo menos hacia otras dos actitudes tales como el temor y la cobardía. La incredulidad con todos sus tentáculos nos detienen para que seamos efectivos propagadores del mensaje.

Ø El egoísmo. Es no preocuparse por las necesidades espirituales, emocionales, físicas y materiales de las personas que nos rodean. El egoísmo es centrarnos en nosotros mismos para crear nuestro cómodo mundo. “Mientras esté bien yo, no importa lo demás” “Mientras yo sea salvo, no me importan los demás”. El egoísmo nos lleva a la indiferencia y a la auto gratificación.

¿QUE HACER ANTE ESTOS IMPEDIMENTOS?

Ø Reconocer que no nos podemos liberar de ellos, a menos que la acción sobrenatural del Espíritu Santo provoque una transformación radical en nuestros pensamientos, emociones y voluntad.

Ø Incrementar nuestro tiempo de oración en el que clamemos insistentemente por esta transformación espiritual sobre nuestra alma.

Ø Nutrirnos constantemente de la Palabra de Dios para que su acción viva y eficaz impregne nuestro ser interior.

Ø Apartarnos de todo aquello que nos aleje de los propósitos y el llamado que Dios ha hecho en nuestras vidas.

Dios ha permitido que hayas recibido a tiempo estas palabras en las que te recuerda el llamado eterno para propagar su mensaje a todas las naciones. Los recursos tecnológicos los tienes a tu alcance con solo hacer un “click”...

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Copio a continuación un fragmento extraído del website http://www.recursos.fecp.co/index.php/2013-09-09-18-36-58/articulos/49-la-tecnologia-medio-de-evangelizacion  en donde se destaca el artículo titulado: “La tecnología como medio de evangelización” escrito por el hermano Joan Alexander Tintinago Buitrago. Entre lo que él escribió, me llamó la atención lo siguiente:

“No podemos ser ignorantes de que en este tiempo el 65% de los habitantes de la tierra son usuarios permanentes de la internet, que en cada hogar existe un teléfono, un televisor o como mínimo una radio...”

 "Pero Tú, Daniel, sierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentara"

Daniel 12:4

“El hombre de hoy no tiene una "vara", pero si un celular, un computador, que con internet ha hecho que las comunicaciones viajen a velocidad de la luz, que podamos enviar mensajes, documentos, libros, Biblias en forma interactiva; por portales virtuales hemos organizado eventos, dado una noticia, una orden, una palabra y mensajes de aliento y de bendición; con un video, con una foto hemos plasmado, capturado y guardado recuerdos que hace que nuestra historia no termine, momentos que no nos dejan olvidar nuestros principios y que Dios ha movido una generación llena de grandes líderes, de tremendos maestros, de numerosos servidores, llenos del poder del Espíritu Santo de Dios.”

“La tecnología y los medios de comunicación han sido los medios con el cual el hombre ha acortado distancia para comunicarse, y han permanecido actualizados dentro de esta generación. Es cierto que en ellas hemos encontrado las puertas a aquel mundo oscuro y dañino que nos han metido en los deseos de la carne: la pornografía, la vanidad, el homosexualismo, el adulterio y muchas cosas más que se han introducido; pero los hijos de Dios no hemos abusado de esto; guiados por el Espíritu, le hemos podido sacar ventaja; la tecnología ha favorecido y ha ayudado a la evangelización; la radio, la televisión, el celular, el internet han sido una herramienta para páginas cristianas, de orientación espiritual, música y videos evangelizadores, temas de interés religioso, hemos interactuado a través de redes sociales y alcanzado muchas personas que no conocían de Dios, como nosotros lo conocemos; sacando a estos hombres y mujeres de los deseos de la carne e interesándolos que a través de esos medios tenemos una "vara", un "recurso" para informar, para formar y para ganar una generación tecnológica...  ¡Hasta lo último de la tierra!”

** Hasta aquí la información del hermano Buitrago.

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No permitas que haya impedimentos que frenen el llamado que Dios ha hecho a tu vida...

“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.”

Jeremías 1:5

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