Todos piensan
que tu caso está perdido, que no hay más que hacer; y la verdad que así es,
humanamente hablando nada queda por hacer... ¡Nada! Sin embargo, hay una promesa que Dios te
ha dado: “Y
conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí” (Isaías
49:23). Ante este caso que te
atormenta, no conocerás la frustración.
Dios permanece fiel a sus promesas, y tiene sus métodos para
cumplírtelas... ¡Créelo!
¿Qué te queda por hacer?
1. Orar en el
nombre de Jesús. Orar con la firme convicción que tus peticiones llegan ante su
trono.
2. Reflexionar en
la Palabra de Dios. Él te dará el consejo oportuno que necesitas.
3. Creerle a Dios
aunque las puertas estén completamente cerradas y no exista ninguna solución lógica
a tu caso.
4. Apartarte de
todo aquello que estorbe tu comunión con Dios. (Tú sabes de qué y de quién
necesitas apartarte... ¡Lo sabes muy
bien!).
5. Pon todo tu
empeño en cumplir con la misión que Dios te ha encomendado sobre la tierra.
(Iluminar con su Palabra)
6. Se diligente en
tus responsabilidades seculares, tomando como guía la Palabra de Dios.
7. Descansa en
Dios con la firme convicción que él hará lo que tú eres incapaz de hacer y
resolver.
Ten en cuenta
estos consejos, practícalos constantemente aunque las cosas se pongan peor y en
tu contra. Recuerda que tienes un adversario que lucha constantemente para que
los propósitos de Dios no se cumplan en tu vida, pero la victoria la tienes
garantizada siempre y cuando no te salgas de la cobertura divina. “Y tu pleito yo lo
defenderé” (Isaías 49:25).
¡Tu
caso no está perdido!
Que
la paz de Dios gobierne todos los días de tu vida.
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José Alfredo Liévano.
PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano
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1 comentario:
Amen. Dios lo ama José Alfredo.
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