martes, 20 de septiembre de 2016

NADA ES SEGURO NI DEFINITIVO EN LA TIERRA.


Eres peregrino (a) en el mundo. Nada te pertenece, nada es tuyo, todo es prestado; por lo tanto, no te aferres a lo terrenal. “Nada trajimos al mundo y nada podremos llevarnos” (1 Timoteo 6:7).     Toda obra terrenal, cargo de renombre e influencia humana son vulnerables. Las posesiones y cargos relevantes en un solo instante se echan a perder; de nada sirve tanto afán desesperado por afianzarse... ¡Son humo! “Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal; las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano. Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano. Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano? Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria” (Eclesiastés 5:13-17).

Nada se seguro sobre la tierra y en cualquier momento puedes perder lo que tanto has atesorado, esperado, aferrado e idolatrado. Tu única seguridad es Dios; por eso, pase lo que pase debes recordarlo.     Arráigate en Dios, así como lo hizo el apóstol Pablo en medio de las diversas vicisitudes que enfrentó a lo largo de su ministerio. “Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez” (2 Corintios 11:25-27).      La esperanza de Pablo estuvo arraigada en Dios, independiente a cualquier situación adversa. Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:16-18).



¡NADA ES SEGURO Y DEFINITIVO EN LA TIERRA!
Arráigate en Dios.

No te afanes ni te angusties por aferrarte a este mundo, ni a lo que en él hay; mientras más lo hagas, más desesperación tendrás.     Deja de aferrarte a personas, lugares, posesiones o circunstancias; nada sobre la tierra te puede garantizar estabilidad y seguridad.      Tú, vive de acuerdo a la misión que Dios te ha encomendado, y comprobarás que nada te faltará en medio de toda adversidad. No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6:31-34).     Tus necesidades serán siempre cubiertas aunque todo a tu alrededor se hunda y se eche a perder. “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza” (Salmo 46:1-3).




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José Alfredo Liévano.

PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano

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