¿Qué le espera al mundo?... De acuerdo a la Palabra de Dios, le espera
juicio. La humanidad en su mayoría ha desechado las enseñanzas bíblicas y las ha
pisoteado con actitudes deliberadas de maldad. Los hechos hablan por sí solos.
¡Es imposible! No pueden venir tiempos mejores si a
Dios no se le toma en cuenta. Al mundo le esperan las consecuencias de sus
acciones rebeldes. A medida que el tiempo avance, el caos mundial se irá
incrementando; y es que un mundo sin Dios va encaminado a su destrucción.
¡Dios no cesa de
advertir!
Lo hace por medio de sus mensajeros quienes con “Biblia en mano” presentan el plan de salvación
por medio de Jesucristo y las consecuencias que vendrán en caso de rechazarlo.
Dios no quiere que el mundo se pierda... “el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan
al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo
2:4); pero no puede imponer la salvación a quienes la rechazan
abiertamente. Dios es infinitamente misericordioso, pero también es justo; y su
sentencia es clara. “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que
echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la
orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será
al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los
justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de
dientes” (Mateo 13:47-50).
Viene una tribulación de enormes dimensiones para aquellos que desecharon a
Dios; y son palabras dichas por nuestro Señor Jesucristo.
Viene el tiempo en el que el injusto, el malo, el
soberbio, el asesino, el ladrón, el que se entregó a los placeres ilícitos de
la carne, el que alteró el orden natural establecido por Dios, el que se
secuestró, el que torturó, el que se abandonó a toda clase de vicios, el que
deshonró su matrimonio, el que quitó de su boca el pan de los pobres, el gobernante
que desechó a Dios, el que se entregó a la idolatría y a la hechicería sea
juzgado por Dios; viene tiempo de juicio
para el que desechó el plan de salvación de Jesucristo y adoptó otro diferente.
“Porque Jehová juzgará
con fuego y con su espada a todo hombre...
porque yo conozco sus obras y sus pensamientos. Tiempo vendrá para
juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria” (Isaías 66:16,18). Escribe
el apóstol Juan en el apocalipsis: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los
que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.
Sí, amén. (Apocalipsis 1:7).
¿Cuándo será todo
esto?
Nadie lo sabe; lo que sí se sabe, es que las señales
previas a este evento se están cumpliendo. Se
oyen y se ven cosas que antes no sucedían, pero que se habían anunciado desde
tiempos antiguos; por eso, es importante que los cristianos estemos “despiertos”
haciendo la obra que nos ha sido encomendada, difundiendo el mensaje de
Jesucristo a lo largo y ancho del mundo; ahora
más que en otros tiempos tenemos los recursos tecnológicos a nuestro alcance. Estamos viviendo en
medio de tiempos muy difíciles y es nuestro deber estar conscientes de nuestra
misión en medio de ellos.
Necesitamos asimilar correctamente las palabras de
Cristo en nuestro interior para transmitirlas con convicción, compasión y valor
en medio de un mundo hundido en la maldad. Necesitamos no avergonzarnos de nuestra
identidad y de nuestra misión.
¡Cristianos!
Nuestra prioridad
fundamental es...
¡Difundir el mensaje de Cristo!
Somos “Lámparas
encendidas” en la oscuridad.
“Estén
ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed
semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que
cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a
los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se
ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Y aunque venga a
la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así,
bienaventurados son aquellos siervos. Pero sabed esto, que si supiese el padre
de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no
dejaría minar su casa. Vosotros, pues,
también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre
vendrá”
Lucas 12:35-40.
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José Alfredo Liévano
PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano
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