Nos encontramos
ante una humanidad soberbia y necia, que a pesar de haber visto la grandeza de
Dios, se mantiene en contra de lo establecido en su Palabra; una humanidad seducida,
engañada, golpeada, herida y agónica. Una humanidad próxima a un juicio generalizado
de enormes dimensiones. “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda
impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque
lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque
las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas
hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se
hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de
imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo
cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus
corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que
cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las
criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por
esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el
uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los
hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos
con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en
sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener
en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que
no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad,
avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y
malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos,
soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios,
desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo
entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de
muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las
practican. (Romanos 1:18 -32). Quien
está detrás de todo esto, es una entidad espiritual maligna conocida como “Diablo”
o “Satanás”, cuyo propósito es llevarse tras de sí quienes hemos sido creados a
imagen y semejanza de Dios. “Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido
en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla;
porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan
8:44). Sus estrategias
son continuas y astutas. “... porque
vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a
quien devorar” (1 Pedro 5:8).
Es una realidad que no se puede
negar, los hechos hablan por sí mismos, el mundo presenta un reflejo de maldad
intensa y progresiva.
En resumidas
cuentas, esta es la radiografía del mundo actual como consecuencia de sus
acciones malignas: “Se han corrompido,
hacen obras abominables; no hay quien haga el bien. Jehová miró desde los
cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que
buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga
lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Salmo 14: 1-3).
La mayor parte
de la humanidad dice conocer a Dios, pero con sus hechos abominables lo niegan:
Corrupción, homicidio, desenfreno moral, desenfreno sexual, engaño, injusticia,
robo y todo tipo de maldad; obviamente que acciones así, no son bien vistas por
Dios, quien de una y otra manera ha estado advirtiendo sobre las terribles
consecuencias que le esperan al mundo. “Ay de la ciudad rebelde y contaminada y opresora. No
escuchó la voz, ni recibió la corrección; no confió en Jehová, no se acercó a
su Dios. Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes; sus jueces, lobos
nocturnos que no dejan hueso para la mañana. Sus profetas son livianos, hombres
prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la
ley... Por tanto, esperadme, dice
Jehová, hasta el día que me levante para juzgaros; porque mi determinación es
reunir las naciones, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo
el ardor de mi ira; por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra” (Sofonías 3:1-4,8). Dios advierte, pero también insiste en
llamar al arrepentimiento. “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado... Haced, pues, frutos dignos
de arrepentimiento... Y ya también el
hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da
buen fruto es cortado y echado en el fuego” (Mateo 3:3,8,10).
Dios no ha
cesado de advertir y llamar al arrepentimiento, pero la soberbia y la necedad
del ser humano es la que deliberadamente prevalece; por eso, es que ya decretó
un juicio de enormes dimensiones para todo rebelde. “Pero Dios, habiendo pasado por alto los
tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que
se arrepientan; por cuanto ha
establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel
varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. (Hechos 17:30-31). Dios ya
determinó el juicio para los soberbios y necios; para aquellos que a pesar de
ser advertidos e invitados al arrepentimiento, se niegan rotundamente a proceder.
Repentinamente el juicio a todas las naciones será consumado por Dios... “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por
tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor
vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande
estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras
que en ella hay serán quemadas” (2 Pedro
3:9-10).
¡ALERTA CRISTIANOS!
Los cristianos
vivimos en medio de un ambiente de maldad generalizada; por eso es importante
fortalecernos en Dios, necesitamos orar y reflexionar continuamente en su
palabra para que no nos dejemos seducir y engañar. “Por
lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos
de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas
del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de
este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por
tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo,
y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6:10-13).
Tengamos en
cuenta lo que Dios nos ordena en su Palabra, examinémonos... “Sed, pues,
imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos
amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor
fragante. Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre
entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades,
ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. Porque
sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene
herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas,
porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No
seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas
ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del
Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable
al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más
bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en
secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son
hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. Por lo cual dice: Despiértate,
tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo. Mirad, pues,
con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien
el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino
entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo
cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre
vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al
Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en
el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios
5:1-20).
¡ALERTA CRISTIANOS!
VIENE SENTENCIA CONTRA LOS
SOBERBIOS Y NECIOS.
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José Alfredo Liévano.
PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano
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