sábado, 3 de diciembre de 2016

¿EN QUÉ CONSISTE LA VIDA ETERNA?


Para hablar de la “Vida Eterna”, es necesario saber que su fuente única es Dios. Él existe en sí mismo desde siempre y para siempre, no le debe su existencia a otro ser superior a él. “Yo Soy el que Soy” (Éxodo 3:14).  Dios “ES” desde siempre, desde antes que el universo existiera; es su CAUSA primera, su origen, es el Creador de todo. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1).  Dios es la causa real, viva y eterna de todo lo que existe; de no ser así, nada existiera. (Nada puede “autocrearse” en sí mismo).

Dios es tu fuente.
Tú existes porque él existe.
Tú vives porque él vive.

El Dios eterno y creador de todo lo que existe, no quiso quedarse callado, sino que tomó la iniciativa para darse a conocer a las personas que había creado a su imagen y semejanza.  Además de darse a conocer por medio de  las maravillas de la creación (Ver Romanos 1: 19-20), quiso tomar forma visible en la persona de Jesucristo. “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18)...     “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30).

El propósito de Dios y su intenso deseo, es que tú vivas en unión con él por toda la eternidad por medio de Jesucristo. “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde estoy, también estén conmigo, para que vean mi Gloria” (Juan 17:24).  Dios quiere hacerte partícipe de su Vida Eterna. “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mi. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy pues a preparar lugar para vosotros” (Juan 14:1-2).

Dios es tu única garantía temporal y eterna. Es la única razón de tu existencia, no hay ninguna otra que la justifique. “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra” (Salmo 73:25).  Es hacia él donde han de estar enfocados tus deseos y prioridades. “Mi carne y mi corazón desfallecen; más la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre” (Salmo 73:26).



¿En qué consiste la Vida Eterna?

La respuesta a esta pregunta la da nuestro Señor Jesucristo al afirmar lo siguiente: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado” (Juan 17:3).  Al hablar de “conocimiento”, no hace referencia a lo intelectual, sino que se trata de una experiencia sobrenatural como resultado de un encuentro personal con él; se trata de un conocimiento espiritual que rebasa “los cercos” del razonamiento lógico, un conocimiento que rebasa las dimensiones del tiempo y del espacio; se trata de un conocimiento trascendente. “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14).  Imposible imaginar cómo será la vida eterna viendo y conociendo a Dios cara a cara; pero sí tenemos la certeza que así será aunque no entendamos ahora. “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal y como es” (1 Juan 3:2).



Mientras vivas en la tierra.

Mientras vivas “aquí” es necesario que vivas de acuerdo a los lineamientos específicos que te ha revelado en su Palabra. “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed Santos, porque yo soy Santo” (1 Pedro 1:14-16).     “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma” (1 Pedro 2:11).  Ten mucho cuidado con enfocarte en los espejismos terrenales...  ¡Son temporales! “Porque todo lo hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:16-17).



Cree hoy estas palabras...

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más...   Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas
Apocalipsis 21: 1, 4-5.




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José Alfredo Liévano

PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano

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