Jesús dijo: “Yo he venido para
que tengan vida; y la tengan en abundancia” (Juan 10:10); ¿Pero
por qué muchos de nosotros no la experimentamos a plenitud? Primero es necesario
aclarar lo que significa “tener vida abundante” según Cristo. Esta clase de vida se refiere a la “Vida Plena
en el Espíritu”. “El
espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo
os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63).
Es importante que
con la ayuda de Dios quitemos todos los estorbos internos y externos que nos
impiden disfrutar la vida plena en Cristo.
Resultados:
Tendremos la
certeza de la presencia activa y constante de Dios en nuestro interior.
Adquiriremos convicciones
firmes en el contenido de la Palabra de Dios.
Tendremos la
capacidad de digerir la Palabra de Dios y aplicarla a nuestro contexto.
Podremos “ver”
más allá de las cuatro paredes de las realidades terrenales que nos rodean.
Reflejaremos espontáneamente
el amor al prójimo.
Comprobaremos constantemente
el respaldo de Dios en todas nuestras acciones.
Estaremos expuestos
permanentemente a la acción milagrosa de Dios.
Experimentaremos
continuamente la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento.
Experimentaremos
el deseo intenso de comunicarnos con Dios por medio de la oración.
Experimentaremos
el deseo intenso de exponernos continuamente a la Palabra de Dios.
Realmente
sí vale la pena...
“Porque los que son de la carne piensan
en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del
Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del
Espíritu es vida y paz.”
Romanos 8:5-6
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José Alfredo Liévano.
PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano
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