jueves, 12 de enero de 2017

DIOS MIO... ¡TE NECESITO!


“Dios, Dios mío eres tú;
De madrugada te buscaré;
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
En tierra seca y árida donde no hay aguas”
Salmo 63:1

El texto anterior refleja la intensa necesidad de buscar a Dios para saciarse de él, se trata de una actitud espontánea y prioritaria, al grado tal de no esperar al amanecer para hacerlo. Se trata de un deseo no impulsado por la carne, sino por el Espíritu Santo que trabaja activamente EN nosotros. “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” Filipenses 2:13.



Nadie puede saciar tu necesidad de Dios.
Únicamente, él mismo.

“Buscad a Dios y vivirá vuestro corazón”
Salmo 69:32.

Esta búsqueda tiene que ver con dos actitudes que debes de implementar o intensificar cada mañana; se trata de la oración y la reflexión bíblica. En la oración, le hablas a Dios; y en la reflexión bíblica, Dios te habla. Mientras más intensifiques ese tiempo, obtendrás la certeza de su realidad envolviéndote siempre y la convicción de sus promesas reveladas en la Biblia. Sin duda que tu concepción de ver la vida cambiará profunda y radicalmente.



Dios mío:
¡Te necesito!

No hay petición más sincera que brote de un alma necesitada de Dios; ciertamente, él no defrauda a quien le busca con corazón dispuesto.

¿Tienes sed de Dios?...
¡Búscale!
¡Dile cuanto le necesitas!
¡Verás grandes resultados!

“Oh Dios Eterno, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, esperaré”
Salmo 5:5

  


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José Alfredo Liévano.
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