Al respecto, John
MacArthur escribe: “La justificación es un regalo gratuito y generoso que
Dios otorga al pecador arrepentido que cree, sin conexión alguna con méritos
propios u obras del ser humano... Los
injustos son declarados justos; los indignos son declarados dignos”.
¿En qué momento somos justificados por Dios? Cuando creemos en el acto redentor de Jesucristo en la
cruz aplicado a nuestro favor... Cuando
creemos que él tomó nuestro lugar para hacerse cargo de los delitos y pecados
cometidos... Cuando creemos que él
derramó su sangre para declararnos inocentes delante de Dios... Cuando creemos que la salvación no es por nuestros
méritos personales...
Veamos tres de los muchos
textos bíblicos que lo corroboran:
“Por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su
gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como
propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a
causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados”
Romanos 3:23-25
“Quien llevó él mismo nuestros pecados en
su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,
vivamos a la justicia...”
1 Pedro 2:24
“Y él os dio vida a vosotros, cuando
estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en
otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad
del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los
cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra
carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por
naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en
misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en
pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)... Porque por gracia sois salvos por medio de
la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie
se gloríe”
Efesios 2:1-5; 8-9
La justificación garantiza tu salvación eterna.
“En él también vosotros, habiendo oído la
palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de
nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de
su gloria”
Efesios 1:13-14
Al creer, Dios te
sella con su Espíritu para hacerte de su propiedad exclusiva e iniciar en ti un
proceso de transformación en tus pensamientos, emociones y deseos; para que de
manera libre y espontánea vivas de acuerdo a su voluntad. Por lo tanto, al
creer, tienes la plena certeza de que la obra de Dios comenzada en ti será
finalizada con éxito. “Estando persuadido de esto, que el que
comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”
Filipenses 1:6. Ahora estás en este proceso, aunque no comprendas o
aceptes muchas cosas que suceden en él. ¡Todo es parte de un proceso divino!
Dios no permitirá que te eches a perder.
Confía y descansa en sus procesos.
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que
tiene grande galardón”
Hebreos 10:35
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