martes, 3 de enero de 2017

¿VIVE CRISTO EN TI?


En cierta ocasión el apóstol Pablo escribió: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” Gálatas 2:20. Estas palabras reflejan la íntima e indisoluble comunión que tenía con Dios; así como las evidencias espontáneas que se reflejaban en su vida.

¿Sucede eso mismo contigo?
Veamos...



¿Qué sucede cuando Cristo vive en ti?
¿Qué evidencias se dan?

Convicción de la paternidad de Dios y de tu herencia eterna. Se trata de una certeza plena que cambia radicalmente el concepto de tu existencia, así como tus prioridades. “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” Romanos 8:16-17.


Convicción de la realidad de Dios saturando tu interior y a tu alrededor. Comprendes que su omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia son una constante en tu vida. No le temes a nada, ni a nadie porque sabes que todo está bajo su control. “Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” Salmo 139:1-7.


Convicción de la veracidad de la Palabra de Dios. Adquieres la firme convicción que todo su contenido es fiel y verdadero; que todas sus enseñanzas y promesas son dignas de credibilidad aunque choquen con la lógica. “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos... La suma de tu palabra es verdad... ” Salmo 119:89, 160.


Conciencia tranquila. Su presencia en ti, la produce. Todo complejo de culpa queda borrado para siempre. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Romanos 5:1.  


Se producen frutos espontáneos de vida cristiana. Experimentas un intenso rechazo a toda forma de vida pecaminosa y consideras los mandatos de Cristo NO como imposición sino como una necesidad de andar como él. “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” 1 Juan 2:6.


Deseo espontáneo de difundir el mensaje de la Palabra de Dios en todas partes y con todos los medios. No existe otra prioridad más urgente e importante. “No obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude” Jeremías 20:9.


Das pasos de fe y obediencia a las indicaciones de Dios aunque las condiciones externas vayan en contra de tu lógica o intereses personales. Interesante caso del apóstol Pablo que habla por sí solo: “Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Hechos 20:22-24.


Ves la realidad más allá de toda perspectiva lógica, terrenal y temporal.  Ves con los ojos de la fe. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1.


Descansas en Dios a pesar de las adversidades. Sabes que en medio de toda tempestad y amenaza, la presencia real y  activa de Dios obra siempre a tu favor. “El Eterno Dios peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos” Éxodo 14:14.



¿Vive Cristo en ti?
¿Cómo hacer que así sea?

Reconoce y confiesa que Jesucristo es Dios manifestado en carne.

Reconoce y confiesa que por medio del sacrificio de Jesucristo en la cruz obtienes el perdón de tus pecados y la vida eterna.

Arrepiéntete de tus pecados con la firme determinación de no volver atrás.

Alimenta cada día tu vida espiritual con la Palabra de Dios mediante su estudio y reflexión.

Fortalece cada día tu vida espiritual por medio de la oración.

------------------------.
Dios quiere que por medio de Jesucristo experimentes la clase de vida abundante que sólo él puede ofrecer. Leer más en la reflexión titulada “Es por medio de Jesucristo” http://alfredolievano.blogspot.com/2016/12/es-por-medio-de-jesucristo.html



“Yo he venido para que tengan VIDA y la tengan en abundancia”
Juan 10:10





-----------.
PENSEMOS EN DIOS



Facebook:

Twitter
@JAlfredoLievano

-----------------------------------

No hay comentarios: