viernes, 10 de febrero de 2017

¿HABRA ALGUNA BUENA NOTICIA?


¡Malas noticias!
Ese es el factor predominante en los medios informativos mundiales.
Temas relacionados con escándalos financieros...     Robos...     Secuestros...     Asesinatos...     Corrupción...     Guerras...     Atentados terroristas...     Desastres...     Violación de derechos...     Y más... (Lee un periódico o mira un noticiero. Compruébalo...)

¡Malas noticias!
Tal parece que ya nos acostumbramos a escucharlas y a acomodarnos a ellas.
Son tantas, que ya no nos conmueven… (Mientras no tenga nada que ver con nosotros...)
Muchos han llegado al grado tal de esperarlas con morbo para gozarse en ellas a costa del dolor humano.

¡Malas noticias!
El mundo NO anda bien... Ha desechado los lineamientos de la Palabra de Dios; y mientras continúe en esa condición, las consecuencias se irán agravando y generalizando.
Un mundo que NO toma en cuenta a Dios en sus proyectos y acciones está destinado a su autodestrucción.
El mundo está enfermo de “lepra”, cuyo nombre real es... ¡Pecado! ¡Qué terrible e incurable diagnóstico!

“Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga”
Isaías 1:5-6



Entonces...
¿Habrá alguna buena noticia?

Sí. La hay...
No proviene de ningún medio informativo, ni de una persona en particular...     ¡Proviene de Dios!

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”
Juan 3:16-19.


“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”
Hechos 3:19.


“Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”
Isaías 1: 16-18


Ciertamente, Dios ha sido misericordioso.
Y si sus juicios todavía no se han derramado sobre este mundo, es porque está ofreciendo su perdón incondicional a todos aquellos que lo busquen. Estamos en el tiempo de la “amnistía” de Dios, y es de aprovecharla.

¡Sí!
Aprovecharla, antes que los juicios se derramen sobre el mundo entero.

“Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir...”
2 Pedro 3:7-11.




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José Alfredo Liévano.
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