martes, 14 de febrero de 2017

QUIEN AMA... ¡NADA LE FALTA!


La ruta de la obediencia está definida bajo dos parámetros fundamentales: El amor a Dios y el amor al prójimo. “Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios. Marcos 12:28-33. Todas nuestras acciones deben estar envueltas bajo estos lineamientos; Ese debe ser nuestro estilo de vida... “Andad en amor” Efesios 5:2

Si amas a Dios, sentirás la necesidad espontánea de obedecerle sin condiciones; de seguir radicalmente, al pie de la letra las enseñanzas de Cristo.

Si amas a Dios, sentirás la necesidad de amar a tu prójimo bajo los lineamientos bíblicos.


Somete tu corazón egoísta e indiferente bajo la acción sobrenatural del Espíritu Santo, para que al ser transformado, sigas  espontáneamente la ruta de la obediencia incondicional; no temas ante los obstáculos que encontrarás a lo largo de ella, pues en todo momento contarás con todo el respaldo y la asistencia de Dios.

Quien ama...    ¡Nada le falta!





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José Alfredo Liévano.
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