En estos
momentos, hay muchas situaciones en tu vida que no comprendes y no deseas. ¡Siempre te suceden a ti!
Y te preguntas:
“¿Y por qué solo a mí?”... “¿Por qué no a los demás?”... “¿Por soy yo siempre la excepción?”...
No pretendas
cuestionar los propósitos de Dios en tu vida por muy incomprensibles y
dolorosos que parezcan ser... ¡Él
sabe lo que hace!
Hoy no
comprendes nada... ¡Lo comprenderás
después!
El propósito de
Dios para tu vida va más allá de lo que ahora puedes ver o comprender.
“Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados”
Romanos 8:28.
Ante las situaciones incomprensibles o dolorosas.
¡No
temas!
¡Dios tiene el control!
Ninguna circunstancia se
le escapa...
“Aunque ande en
valle de sombra de muerte,
No temeré mal
alguno, porque tú estarás conmigo”
Salmo 23:4
¡Persevera
orando!
Hazlo, aunque todo se
derrumbe a tu alrededor.
La oración fortalece la
dependencia de Dios.
“En cuanto a
mí, a Dios clamaré;
Y Dios me
salvará.
Tarde y mañana
y a mediodía oraré y clamaré,
Y él oirá mi
voz”
Salmo 55:16-17
¡Créele
a Dios!
Ignora palabras que te
hagan dudar o temer.
El diagnóstico humano,
desanima.
El diagnóstico divino,
anima.
“Dios no es
hombre, para que mienta,
Ni hijo de
hombre para que se arrepienta.
Él dijo, ¿y no
hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
Números 23:19.
¡Procede
con integridad!
Tomando como base la
Palabra de Dios...
¡Tu norma de conducta!
“El que camina
en integridad anda confiado”
Proverbios 10:9
¡No
olvides tu misión!
Difunde la Palabra de Dios
a toda la tierra.
Es el motivo fundamental
de tu existencia.
“Porque así nos
ha mandado el Señor, diciendo:
Te he puesto
para luz de todas las gentes,
A fin de que
seas para salvación
hasta lo último
de la tierra”
Hechos 13:47
¡Espera
en Dios!
Aunque no veas resultados
inmediatos...
Aunque estés en un mar de
interrogantes...
Aunque nada comprendas...
Aunque nada aceptes...
“Y ahora,
Señor, ¿qué esperaré?
Mi esperanza
está en ti”
Salmo 39:7.
Oración.
Padre Eterno:
Ante esta circunstancia incomprensible e
indeseable que ahora me sucede, no temeré. Tengo la plena certeza que tienes
todo el control, aun de aquellas cosas que yo pienso que pasas desapercibidas. Tu
poder soberano sobre mi es continuo.
Siento que todo se derrumba a mi alrededor, y eso
me desanima y me hace perder la fe. ¡Ayúdame Padre! ¡Te necesito! ¡Fortaléceme
con el poder sobrenatural de tu Espíritu! En mis fuerzas no puedo continuar
más. ¡No puedo más!
Ahora más que nunca necesito estar convencido (a)
de tu realidad activa en medio de mis circunstancias y de todas tus promesas;
que ningún diagnóstico humano me desanime o me haga entrar en pánico. ¡Te creo
mi Dios!
Dame discernimiento, sabiduría y valor para
proceder de acuerdo a tus lineamientos aunque nadie los tome en cuenta. ¡Ayúdame
a seguir tus pautas!
Que no pierda de vista la razón por la cual vivo
sobre la tierra independientemente a lo que me suceda. Necesito iluminar con tu
palabra esté donde esté... vaya donde
vaya...
En ti esperaré mi Dios.
Esperaré aunque no vea resultados inmediatos…
Esperaré aunque
navegue en un mar de interrogantes...
Esperaré aunque
nada comprenda...
Esperaré aunque
nada acepte...
“Y ahora,
Señor, ¿qué esperaré?
Mi esperanza
está en ti”
Salmo 39:7.
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José Alfredo Liévano.
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