miércoles, 29 de marzo de 2017

TIPOS, ANUNCIOS Y CUMPLIMIENTO DEL SACRIFICIO DE CRISTO.


La obra de Jesucristo a favor de la humanidad aparece “pre-anunciada” desde el Antiguo Testamento; él mismo lo testifica...     “Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” Lucas 24:44. Todo lo escrito antes, se cumplió en él.

Existe una cantidad enorme de textos  bíblicos que lo confirman.
Veamos algunos como muestra...




El sacrificio de Cristo.
Tipos... Anuncios... Cumplimiento.


Antiguo Testamento:

“Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero. El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras”
Éxodo 12:3-5


Nuevo Testamento:

“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata; sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”
1 Pedro 1:18-19.




Antiguo Testamento:

“Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”
Isaías 53:7


Nuevo Testamento:

“Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; más su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.”
Hechos 8:26-35.




Antiguo Testamento:

“Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía”
Números 21:8-9


Nuevo Testamento:

 “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Juan 3:15-18




Antiguo Testamento:

“Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”
Isaías. 53:5.


Nuevo Testamento:

“Entonces soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado”
Mateo 27:26.




Antiguo Testamento:

“Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: se encomendó a Jehová; líbrele él; sálvele, pues que en él se complacía”
Salmo 22:7-8.


Nuevo Testamento:

“Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! Tú que derribas el templo de Dios y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz… A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos”
Marcos. 15:29-32.




Antiguo Testamento:

“Por cuando derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores…”
Isaías 53:12.


Nuevo Testamento:

“Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda”
Mateo. 27:38.




Antiguo Testamento:

“Habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores”
Isaías. 53:12.


Nuevo Testamento:

“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”
Lucas 23:34.




Antiguo Testamento:

“Y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito”
Zacarías 12:10.


Nuevo Testamento:

Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante le salió sangre y agua”
Juan. 19:34





Firmes y sin fluctuar...

Obviamente que no terminaría de poner tanta referencia bíblica que nos habla sobre la obra del sacrificio de Cristo a favor nuestro; mientras más escudriñemos comprobaremos que las escrituras dan testimonio de él. “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” Juan 5:39.

Muchos conocemos el mensaje del Evangelio, pero no lo hemos digerido espiritualmente; es necesario que nos expongamos al contenido de la Escritura para que nuestra convicción de su obra redentora se mantenga firme y sin fluctuar.

“En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,  de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré,  añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,  y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.  Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”
Hebreos 10:10-23





Al estar convencidos del Evangelio...

Comprendemos que no tenemos que agregar nada para alcanzar el perdón de Dios, la salvación de nuestra alma y la vida eterna en Jesucristo; solamente creer en su obra expiatoria.

Al creer, el Espíritu Santo comienza a operar una obra transformadora en todas las áreas internas de nuestra vida, haciendo de nosotros una nueva creación.

“Siendo justificados gratuitamente por su Gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”
Romanos 3:24

“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”
Efesios 1:13

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”
Efesios 2:8-9






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José Alfredo Liévano.

MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!

“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.


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