La incredulidad es un pecado
gravísimo delante de Dios; su palabra lo confirma con claridad: “Sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6).
El pecado de la incredulidad
te hace bajar de nivel espiritual, te desvía y te estanca. No es posible que
constantemente le sigas pidiendo
evidencias a Dios, cuando siempre te las ha mostrado en su momento oportuno... “No seas
incrédulo, sino creyente” (Juan 20:27)
Reconoce tu tendencia
constante a dudar del poder sobrenatural de Dios, y más cuando la adversidad se
vuelve intensa e imposible de resolver. (Así como ahora...) Pídele perdón por tu incredulidad, y a la
vez suplícale que te ayude a creerle...
“Creo, pero socorre mi falta de fe”
(Marcos 9:24). Pídele
que sus palabras penetren hasta lo más profundo de tu ser, para que se produzcan
convicciones firmes en ellas y las difundas con espontaneidad.
NECESITAS TENER LA CERTEZA DE QUE...
Dios es la realidad viva y
eterna que sustenta todas las cosas.
Dios te ha concedido una
ciudadanía celestial por medio de Jesucristo.
Dios se mantiene presente y
activo a lo largo de tu peregrinar sobre la tierra.
Tus problemas actuales
tienen solución aunque todo se haya echado a perder.
Las promesas de Dios se
mantienen vigentes aunque no veas posibilidades de que se cumplan.
¡CREELE A DIOS!
¡Ya no dudes!
“Estas palabras son fieles y verdaderas”
Apocalipsis 22:6
---------------.
José Alfredo
Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor,
diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para
salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
Usa tus redes
sociales para ese propósito...
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