viernes, 8 de septiembre de 2017

CARTA A UN INCREDULO...


La incredulidad es un pecado gravísimo delante de Dios; su palabra lo confirma con claridad: Sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6).

El pecado de la incredulidad te hace bajar de nivel espiritual, te desvía y te estanca. No es posible que constantemente  le sigas pidiendo evidencias a Dios, cuando siempre te las ha mostrado en su momento oportuno...     No seas incrédulo, sino creyente” (Juan 20:27)

Reconoce tu tendencia constante a dudar del poder sobrenatural de Dios, y más cuando la adversidad se vuelve intensa e imposible de resolver. (Así como ahora...)      Pídele perdón por tu incredulidad, y a la vez suplícale que te ayude a creerle...     Creo, pero socorre mi falta de fe” (Marcos 9:24).     Pídele que sus palabras penetren hasta lo más profundo de tu ser, para que se produzcan convicciones firmes en ellas y las difundas con espontaneidad.



NECESITAS TENER LA CERTEZA DE QUE...

Dios es la realidad viva y eterna que sustenta todas las cosas.

Dios te ha concedido una ciudadanía celestial por medio de Jesucristo.

Dios se mantiene presente y activo a lo largo de tu peregrinar sobre la tierra.

Tus problemas actuales tienen solución aunque todo se haya echado a perder.

Las promesas de Dios se mantienen vigentes aunque no veas posibilidades de que se cumplan.




¡CREELE A DIOS!
¡Ya no dudes!

Estas palabras son fieles y verdaderas
Apocalipsis 22:6






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José Alfredo Liévano.

MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!

“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.


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