jueves, 21 de septiembre de 2017

JESUCRISTO TAMBIEN ENFRENTO ADVERSIDADES.


Jesucristo es la manifestación visible del Dios Eterno; pero en su condición humana, no dejó de experimentar en sí mismo el dolor, el sufrimiento, la tentación, la angustia, el rechazo, e incluso una dolorosísima muerte.

El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz
Filipenses 2:1-6

Jesucristo en su condición humana nos enseña que más allá los “valles oscuros”...     más allá de las “destructoras tempestades”...     más allá de los “áridos desiertos” hay un Reino Eterno e inconmovible del cual somos ciudadanos.

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas
Filipenses 3:20

Jesucristo nos recuerda constantemente por medio de su Palabra, que mientras vivamos exiliados en la tierra, no dejaremos de enfrentar intensas y diversas adversidades; pero que a la vez serán todas temporales...

Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse
Romanos 8:18


Por eso...

Que el ruido de la fuerte y destructora “tormenta” que ahora te azota por todos lados, no te impida “escuchar” la voz de Dios...

Que la tenebrosa “oscuridad” que ahora te envuelve no te impida “ver” la realidad de Dios...

Que la aridez del intenso “desierto” por el que transitas, no te impida experimentar el gozo y la paz que solo la presencia de Dios puede producir en tu interior...

Nuestro Señor Jesucristo también pasó por fuertes y destructoras tormentas, experimentó la oscuridad en su dolorosa crucifixión y se enfrentó con la soledad del desierto...     ¡Él sabe lo que se siente!     ¡Conoce el “sabor” de las lágrimas!    ¡Se solidariza contigo!




DIOS SABE COMO TE SIENTES AHORA.
¡Tiene cuidado de ti!

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros
1 Pedro 5:6-7

Reconoce tu necesidad delante de Dios...     Ya sea que estés en medio de furiosas “tempestades” (crisis fuera de control)...     O que estés en medio de oscuras circunstancias en las que la incertidumbre, el temor y la desesperación te presionan de continuo...     O que estés en medio de áridos “desiertos” en los que la soledad, la rutina y la escasez son lo que predominan...

Dios no te dejará a la deriva, aunque sientas que todos te abandonaron; cree que al final la tempestad se calmará, las circunstancias oscuras se iluminarán y el “desierto” en el que estás florecerá...    

¡Aunque todo se haya derrumbado, tu fe y esperanza se mantendrán vivas!

Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén
1 Pedro 5:10-11.


Sigue cumpliendo fielmente con la misión que Dios te ha encomendado sobre la tierra, aunque la adversidad te llueva desde todas partes...    ¡Él ha prometido no dejarte a la deriva! ¡Nada será en vano!

Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano
1 Corintios 15:58

Que las adversidades no te hagan perder la noción de la realidad del Dios Eterno y Todopoderoso que te envuelve constantemente con su presencia...

Que las adversidades no te hagan perder la noción de tu estancia temporal en esta tierra y de tu destino eterno en las moradas celestiales...




NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO TAMBIEN ENFRENTO ADVERSIDADES…
¡Pero al final salió vencedor!

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro
Romanos 8:31-39






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José Alfredo Liévano.

MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!

“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.


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